martes, 28 de abril de 2009

INFANCIA

El repensar en mi infancia me ha servido para comprobar que fuí una niña muy feliz, regalona, pero con una mamá que era la que mantenía el orden en el gallinero... y un papá super cariñoso y que siempre nos mostró que su amor era constante y alegre...
Vivíamos en Providencia con Lyon, en una calle, las palmas, donde hoy sólo hay edificios impersonales y tal vez un poco ostentosos.
Era la menor, con todas las ventajas y sometimientos de mi posición, la cual incluía viajes semivolando al colegio de monjas Esclavas del Sagrado Corazón, donde la pasé fantástico en un curso muy unido y chacotero, lo cual creo me ha ayudado a tener una llegada fácil con las personas, y a vivir la vida en general con optimismo, una gran ayuda para resistir las penas que nos toca sobrellevar. Mi rendimiento escolar fue corriente, con dominio del castellano, historia e idiomas, pero tropiezos en matemáticas; pues cuando lograba entender, mis compañeros ya estaban más adelante.
Sólo le doy gracias a Dios por mi herencia sentimental.
Flor Baltra

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